¿Unidad para la gobernabilidad?

Cuando Moreno ganó las elecciones en 2017, era parte de un proyecto político consolidado que durante 10 años había ganado 14 elecciones y mantenía estructura y organicidad. Su supuesto afán por reconciliar al país después de 10 años de “desunión” le llevó por la estrategia del “diálogo”. Esa estrategia sirvió para reunirse con todo el espectro político, excepto con su propio partido y con Lasso. Gracias a esa estrategia, las élites financieras pudieron entrar y salir de Carondelet con tanta confianza que Moreno terminó por declarar que, en ese entonces, ya empezaba a cogernos odio a quienes votamos por él.

Lucio Gutiérrez, por ejemplo, ganó con un discurso de izquierda e inició el gobierno repartiendo el sector social para los indígenas y el sector económico, para los banqueros. Lo que sucedió, todos sabemos. A los 6 meses, Pachacutik salió disparado del gobierno y se volvió el más acérrimo opositor del gobierno. Quien ganó la partida, como siempre en estos casos, fue la derecha que cooptó con gran facilidad al líder de la Rectificadora Gutiérrez. En su afán de garantizar la “gobernabilidad”, más adelante, Lucio pactó con el PRE, la recomposición de la Corte Suprema de Justicia. Esto fue la gota que derramó el vaso del descontento popular de la clase media quiteña. El desenlace de ese gobierno, todos lo conocemos de memoria.

Moreno fue más “sagaz” que Lucio y garantizó el reparto de todos los sectores para hacer frente al cuco que ha significado para los sectores más “atrasapueblos” la década de la revolución ciudadana, porque fue un proyecto político que puso contra las cuerdas a las élites y todos los grupos de poder. La “sagacidad” de Moreno le permitió mantener contentos a todos, con la (in) consulta de 2018. De allí en adelante, fue una colcha de retazos que se dedicó a mantener las cuotas nimias de poder para todos, incluyendo los que nunca tuvieron poder, como los rupturas, quienes una vez en el poder, mostraron la faceta más fascista de la “nueva clase política”.

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Fuente: infobae

Estos acuerdos (repartos) permitieron que todos estén felices. La banca ganando pingues ganancias, los fascistas aniquilando figurativamente a sus opositores, las derechas aprobando las leyes más perversas. Quienes no estuvieron felices, fueron los habitantes del país. Ellos tuvieron que poner los muertos de octubre de 2019 y de abril de 2020. Ellos tuvieron que ver cómo, poco a poco, el estado de las cosas volvía a 2006. Justo lo contrario que había ofrecido Moreno para llegar el poder. La inseguridad campante, la baja de la capacidad adquisitiva de los salarios, el regreso a las condiciones de pobreza, el retroceso en acceso a educación superior, la cada vez más difícil posibilidad de acceder a salud de calidad, el resurgir de los tramitadores, la “comercialización” del sistema de justicia. Y para los voceros e intelectuales que se deben a esas élites. Este gobierno fue mucho mejor que el de la década ganada. El mundo al revés.

A puertas de empezar la segunda vuelta, volvemos a ver las intenciones de un supuesto gran acuerdo de gobernabilidad para, supuestamente, vencer al autoritarismo. Porque para esta gente, el gobierno de Moreno ha sido la suma de todas las virtudes. Porque para esta gente, la persecución, los juicios sumarios, el trujillato destrozando la Constitución, la proscripción político electoral, el lawfare, el hostigamiento, la mentira como política pública son parte del debate político, si es que se dirige a acabar con quienes osaron, en el pasado inmediato, a cuestionar el reparto permanente del poder para la satisfacción de los propios intereses de su metro cuadrado.

Lo cierto es que esta “buena intención” de los “demócratas” de mi patria solo sirve para sostener el discurso del odio y la revancha. Es bien sabido que tendrá una de dos versiones. O la de Lucio, con Pachacutik saliendo del gobierno a la primera de bastos. O con la de Moreno, con el reparto vil de hospitales, la corrupción galopante como política pública y la consolidación de una agenda neoliberal que termine por ahogar a nuestra gente, y con ello, ahora sí, convertirnos en algo peor que la Venezuela de sus pesadillas y a la que ningún gobierno progresista serio quiere emular.

¿Qué clase de proyecto político saldría de esa “unidad”? ¿Un proyecto neoliberal socialista ecológico o tal vez un proyecto ecologista socialista antimperialista neoliberal? ¿Qué pasaría al día siguiente de la posesión de un gobierno de falsa unidad? Pues nada. No pasaría nada. Las niñas y niños seguirían sin tener vacunas fundamentales para su salud, la COVID 19 seguiría cobrando vidas infames, las élites seguirían sacando sus dineros fuera, la explotación de las y los trabajadores se incrementaría. Este sería un mejor país, no hay duda. Mejor país para las élites y los sectarios. Un desastre fulminante para el resto.

Cuando lo único que une a los políticos es el odio y el miedo, nada bueno puede salir de ese estofado. Ninguna República se ha construido sobre la base de la violencia simbólica o física contra los otros. El Ecuador de 2021 necesita un escenario diferente para sacarlo de la peor crisis de la historia contemporánea, que no es producto de la pandemia exclusivamente, sino de las decisiones infames que tomó el peor gobierno de la historia para mantenerse en el poder, a través de mantener contentos a los sectores más retrógrados de la política ecuatoriana, a costa de la gente de a pie.

Acerca de sucocastillo

Candidato a Doctor en Ciencia Política y de la Administración UCM - Reforma del Estado - Gestión Pública - Simplificación Administrativa
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Una respuesta a ¿Unidad para la gobernabilidad?

  1. Wacho dijo:

    Mi estimado yo creo que las cosas tienen que decirse como son: un gobierno de cualquiera de estos dos disque salvadores de la patria LASSO Y YAKU seria nefasto para el País. Ambos no tienen en claro nada de nada se insultan se sacan los cueros al sol y por el momento no presentan ningún tipo de credibilidad miren el problema que se armo en el CNE el día de ayer 12-02-2021 lo vi por YouTube lamentablemente esto no presenta la prensa amarillista de nuestro país ya que ellos manifestaron que fue un dialogo y discúlpeme eso no fue dialogo eso no fue un dialogo fueron faltas de respeto entre ambos candidatos. Así que señores no peleen en verdad es mal visto por el pueblo todo este tipo de dimes y diretes entre dos de derecha y nos damos cuenta que la derecha neoliberal de Yaku y la derecha de Lasso no conduce en nada al progreso del país así que señores calladitos se los ve mas bonito y ya dejen el Show que eso no va a caminar a ningún lado.Primero el País después sus riñas personales.

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