Para muestra un botón

Dados los hechos en el Concejo Cantonal de Cuenca, las acciones al interior de PAIS sugieren una renovada intención de mantener la línea partidista, no ser laxos con “deslices” y enviar un mensaje conciso: “esa forma de hacer política no es nuestra forma de hacer política”. Ahora bien, el análisis no puede quedarse en las decisiones de las concejalas. Debe incluir también al Alcalde de Cuenca y su entorno.

Mi abuela solía decir que si no hay nada bueno que decir de alguien es mejor no decir nada. Fiel a esta premisa, diré que a Cabrera hay que reconocerle su increíble capacidad para recordar nombres y situaciones y aparentar ser tan bonachón que a todos cae bien. Dicho esto, no hablaré mal de nadie, pero sí haré notar lo que nos espera.

La práctica política de Cabrera es notoriamente caótica. Ideológicamente ha sido cualquier cosa, menos coherente, desde la derecha cristiana del extinto Partido Democracia Cristiana, a la socialdemocracia de la también extinta Izquierda Democrática y terminando en un adjetivo que puede entenderse como a usted más le convenga: “Igualdad”. Y este parece ser el patrón de la forma de hacer política de este actor: como a él más le convenga, Igual da.

Como Prefecto del Azuay durante 8 años hizo una gestión que se caracterizó por ser tibia. Tanto así que, su propio compañero de entonces (del cual se distanció por así convenir a sus mutuos intereses y con el cual vuelve a ser pana del alma) hizo notar lo pobre de la gestión cuando en un solo año triplicó el presupuesto de la Prefectura. Como alcalde de Cuenca solo podemos recordar la renovación de tres “plazuelas” con un exquisito mal gusto y que terminaron costando mucho más de lo que originalmente presupuestaron. A lo mejor y sí hizo más cosas, pero nada digno de recordar. Lo que sí es de recordar es que para algunos arquitectos cuencanos, durante ese periodo, la ciudad vivió un proceso de “afeamiento voluntario” y un consistente homenaje al concreto.

Como actor político, nada que resaltar. De hecho, fue de los pocos alcaldes que hizo mutis cuando las manifestaciones populares que terminaron con la salida de Lucio Gutiérrez de la Presidencia de la República. Mientras todos los actores de su partido cerraban filas por la salida de ese personaje nefasto e ineficaz, Cabrera hacía tibios señalamientos que básicamente decían ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario. Claro, a lo mejor en su cálculo, capaz que Gutiérrez no caía y luego eso le hubiera causado, a lo mejor, algún “problemilla”.

En varios estudios posteriores a la elección del 23 de febrero, se percibe en el electorado cuencano cierta desazón. En más de una ocasión escuché a taxistas decir que han escuchado a mucha gente decir que se arrepienten del voto. ¡Sin que Cabrera haya asumido! Creería que el cuencano en general se va acordando de lo lento y rutinario que fueron los 5 años de gestión. Los años que vienen no tendrían por qué ser diferentes.

Lo que sí veremos, es más de estos acomodos, de estos maniqueos. Lo que pasó con la conformación del Concejo Cantonal de Cuenca es sólo una muestra de lo que veremos durante 5 años. Lástima que sean 5 años perdidos para las grandes necesidades de la ciudad.

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Foto: El Comercio / Xavier Calvinagua

Acerca de sucocastillo

Candidato a Doctor en Ciencia Política y de la Administración UCM - Reforma del Estado - Gestión Pública - Simplificación Administrativa
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Una respuesta a Para muestra un botón

  1. 2410021995 dijo:

    Preferia que continue Granda que este payaso; Cuenca en sus manos nos vamos a seguir atrazando mientras las otras ciudades siguen avanzando, que pena por esta situación incomoda.

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