El diario local, evidente partidario del alcalde actual de la ciudad, ha informado que se planea retomar la construcción de la nueva circunvalación de Cuenca. El costo asciende a la friolera de 600 millones de dólares. Esto equivale a 2.5 tranvías. Equivale también a todo el presupuesto de ETAPA durante 4 años o todo el presupuesto del municipio de Cuenca durante 5 años. Asumiendo que de ese presupuesto se destina un 25% anual al pago de deuda y asumiendo que la ciudad no tiene ninguna otra deuda interna o externa, se necesitarían 21 años para pagar ese monto (asumiendo para este ejercicio que tenemos la suerte de conseguir un crédito sin intereses a tantos años plazo) y asumiendo que no se realizaría ninguna otra obra con deuda durante al menos 12 años.
No solo eso, una obra de esa envergadura, según mis cálculos, estaría operativa en, el mejor de los casos, 4 años. Es decir que Cabrera la dejaría inaugurando, terminaría su periodo y el siguiente alcalde… pues que le vaya bonito; y no solo él, sino los dos subsiguientes pues sin capacidad de endeudamiento, dependerían exclusivamente de su presupuesto anual con lo que grandes proyectos que requieren de endeudamiento no se podrían hacer. ¿Un nuevo tranvía?, no imposible. ¿Plantas de tratamiento de agua para las zonas de expansión? Peor.
En este punto, cabe una pregunta de cajón: ¿Qué problema público resuelve esa autopista? Se supone que la decisión política que toma una autoridad sirve para resolver problemas que tenemos los ciudadanos, es decir, los votantes apoyan a uno u otro candidato porque sienten problemas y encuentran en las propuestas del candidato, las respuestas. Se supone. En el caso de una autopista de 6 carriles con 11 puentes y de 50 km que amplía la frontera urbana hacia una zona que debería ser más bien de amortiguamiento, ¿qué problemas públicos resuelve?
Podría afirmarse que las zonas rurales requieren mejor conectividad con el área urbana. Si es el caso, lo procedente es establecer vías que los conecten directamente con el casco urbano y no una vía que da la vuelta a la ciudad por el área más exterior posible. Si nos fijamos en el gráfico se puede entender con mejor detalle lo que estoy planteando.
Ilustración: Gustavo Lucero
Podría también afirmarse que la ciudad necesita tener zonas de expansión para su crecimiento natural. Sin embargo, la ciudad crece a una tasa anual del 2% y la densidad demográfica está muy por debajo del promedio en Latinoamérica. Esto quiere decir que la ciudad crece a pasos bien lentos y de hecho, si prohibiésemos la expansión del área urbana y obligásemos a la construcción de edificios de mediano tamaño (4 a 6 pisos) deberían pasar alrededor de 10 años para acercarnos al promedio de la región, que es además deseable.
En el cálculo de los 600 millones, asumo yo por falta de información, no están contemplados los costos de las carreteras de conexión que evidentemente habrá que hacer para conectar los centros poblados de las parroquias rurales que se espera conectar. Entiendo que tampoco está contemplado el costo de la inversión de la provisión de servicios básicos como agua potable, alcantarillado, saneamiento ambiental, recolección de basura, internet y otras responsabilidades que tiene que ofrecer con calidad el municipio.
Debería ser evidente que con una tasa de crecimiento tan lenta, para cubrir esas zonas deberán pasar muchos años. Es evidente también que con ese nivel de endeudamiento, el municipio no va a tener los recursos suficientes como para proveer esos servicios básicos para la gente que se mueva hacia esas zonas.
Otro tema a considerar es que, infraestructura de esta naturaleza aumenta la plusvalía y genera especulación inmobiliaria. No es novedad que una obra pública mejora las condiciones de los terrenos colindantes y aumenta su valor de venta. Bien me cabe la duda, ¿quiénes serán son los que han adquirido terrenos a lo largo de los 50 km de recorrido de dicha obra?
En resumen, la nueva circunvalación no resuelve ningún problema público actual o futuro que sea significante para la ciudad, amplía la frontera urbana (con lo que las parroquias rurales dejarán de serlo eventualmente) tiene un costo prohibitivo que obligará a detener el resto de obras que se requerirán hacer para atender los problemas públicos actuales y futuros que sí son significativos como espacio verde, actividades culturales, transporte público, educación, salud, etc. La carretera no sirve para contener la expansión de la ciudad, al contrario la estimula, cuando no es necesaria.
Con todo esto, entonces, ¿para qué la nueva circunvalación? ¿a quién le interesa una autopista de 6 carriles con 11 puentes y de 50 kilómetros?
La palabra circunvalación proviene de circunvalar o dar la vuelta a algo, en este momento debido al gran tránsito que hay en la av. de las americas, y más aún con menos carriles por el tranvía, lo más razonable es construir una via que sirva para evitar todo ese tráfico. El progreso no se consigue solo con ideas, se necesitan también medios.