Con bombos y platillos, el día de ayer, el Gobierno Local de Cuenca lanza un reciclaje a un proyecto que tenía altísimo potencial. De pronto, pasamos de la Vía Viva, a la Ruta Creativa. Algo que sabemos es usual en la forma de entender la política en la gestión de Marcelo Cabrera, sino recuerden el “Barrio para mejor vivir” que instaló en su primera alcaldía en lugar del “barrio para vivir mejor” de Fernando Cordero. Este reciclaje, no solo que deja de lado la lógica de una ciudad y una ciudadanía capaces de crear sus propias instituciones, sino que además muta la lógica del proyecto, de una perspectiva incluyente, democrática, de mejor acceso a la ciudad, a una lógica de derecha, que recluye, reduce y minimiza la importancia de que la gente se tome las calles.
El gran “éxito” de este proyecto consiste en usar las ciclovías los domingos, de la misma forma en la que se usan de lunes a sábado, con lo cual, no hay ninguna novedad. Y digo éxito, porque según afirman los responsables, no afecta a la movilidad de los vehículos el día domingo. Los domingos no se llenan las calles de vehículos, en ninguna ciudad del mundo, peor en Cuenca. El razonamiento detrás de limitar la circulación vehicular el domingo para darle todo el espacio a otros medios de transporte tiene que ver con temas de salud pública sin duda, pero más importante, tiene que ver con la recuperación de lo público para la gente. El mensaje detrás de un proyecto que le “quita” al vehículo su supremacía, al menos una vez a la semana, le dice la ciudadanía, especialmente a la que no tiene vehículo: «aquí tiene un espacio para usted, su familia, sus amigos, para hacer algo que es socialmente enriquecedor». Bajo este argumento, deberíamos entender que se prohibirá un concierto, un desfile o el mismísimo Pase del Niño Viajero, porque, obviamente, limitan la circulación vehicular.
Es una lástima que un proyecto incluyente, que era un primer paso hacia transformar las lógicas de movilidad en la ciudad por otras sustentables, amigables con la gente, con el ambiente, con la ciudad, se hayan borrado de un letrerazo solo porque a un conjunto de personas no les gusta que les dificulten su circulación vehicular el día domingo.
Claramente, los que gobiernan hoy la ciudad no entienden de ciudades accesibles, incluyentes y peor aún, entienden de la necesidad urgente de tener soluciones transformadoras al problema de la movilidad en la ciudad, que no se resuelven, en ninguna parte, con más carreteras o con autopistas de 6 carriles que cuestan 600 millones de dólares. Una ciudad desarrollada no es en donde hasta el pobre tiene vehículo, sino donde desde el rico usa el transporte público o alternativo. Claramente tampoco entienden de apropiación del espacio público por parte de la ciudadanía y no del carro.
Fuente: http://transmologis.blogspot.com/ En la gráfica, el espacio que se necesita para transportar a la misma cantidad de personas en vehículos particulares, buses o bicicletas
Este criterio, es el criterio de un gobierno de derecha, casi casi estadounidense en donde, si no se tiene vehículo, se está condenado a ser ciudadano de segunda clase. Habría que preguntarles a los cuencanos si quieren que la ciudad se parezca más y más a Guayaquil con el paso de los años.
Pareciera ser que, en el afán casi patológico de no quedar mal con nadie, se transgreden los principios básicos de un político que se autodefine como de izquierda. Capaz que finalmente no lo es, no hay que olvidar que Cabrera, en sus inicios, fue demócrata cristiano. No debiera sorprendernos que en el futuro, encontremos más y más inconsistencias como estas, de las que ya nos va mostrando algunas, siendo la nueva circunvalación el ejemplo paradigmático de un gobierno de derecha que no ve el interés superior de la ciudad, sino el coyuntural político o económico de los que financiaron su campaña.
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